“Enorme y Terrible Desierto” así describe la Biblia a la Península del Sinaí. Hay pocos sitios en la tierra en los que los hombres se hayan enfrentado tan encarecidamente como en la Península del Sinaí.Tierra sagrada para tres religiones que comparten el Antiguo Testamento: el Islam, el Cristianismo y el Judaísmo se han enfrentado por la Península del Sinaí que ha sido escenario de numerosas batallas. Probablemente y, a pesar de toda la literatura e investigación científica que se ha escrito sobre el tema, las luchas comenzaron por la importancia estratégica de este árido desierto. El clima es muy duro y apenas si hay restos de civilizaciones pues han sido pueblos nómadas las que la han habitado. Lo que sí es cierto, es que es el único paso por tierra entre África y Asia, una tierra que no pertenece a ningún continente y que se separó del primero con la construcción del Canal de Suez.

 

 

La Península de Sinaí está bañada por el Mar Rojo. Sus playas son únicas, los fondos marinos espectaculares y las aguas transparentes pero en el interior, el desierto rocoso, no es menos bello con extrañas formaciones entre las que se pueden ver aún a los beduinos con sus camellos atravesando este lugar extrañamente mágico.Recorrer el desierto, acercarse a la Montaña Sagrada de Moisés, o bañarse en las increíbles aguas del Mar Rojo, son solo algunas de las posibilidades que ofrece Sinaí, quizás la más buscada de las penínsulas. HistoriaHace unos cuarenta millones de años que se creó el Golfo de Aqaba y con él, la península del Sinaí. Durante la época egipcia esta era una zona minera muy rica, de donde se obtenían turquesas, oro y cobre. Por aquí pasaba la ruta del comercio de camino a Asia y a África, de ahí la importancia que tenía ya en aquella época. Cuenta la Biblia el largo camino que realizarón los hebreos por el desierto. Cuarenta años de éxodo a través del Sinaí, llevó a Moisés a cruzar las aguas del Mar Rojo, camino de la libertad. Dice el libro del Éxodo que este fue el lugar donde Moisés vio por primera vez al Señor y recibió las instrucciones para la creación de un nuevo estado. En el Monte de Sinaí se dictaron los diez mandamientos.Con el paso de los siglos, ya en época cristiana, la Península del Sinaí volvió a convertirse en refugio, esta vez de los cristianos que huían de la persecuciones en el siglo III d.C. Fue entonces cuando se construyeron las pequeñas capillas excavadas en Wadi Feiran. En el siglo VI, Justiniano fundó el monasterio en el Gebel Musa, creyendo que este era el Monte Sagrado.Con los comienzos del Islam, el Sinaí se convirtió en uno de los pasos posibles para llegar a la Mecca. Después llegarían las tribus nómadas de los beduinos que siguen viviendo aquí, probablemente porque es una de las pocas civilizaciones capaces de soportar tan árida tierra.A partir de los años setenta, el gobierno egipcio comenzó una campaña de modernización y potenciación del turismo en la zona, construyendo todo tipo de carreteras, canales y fertilizando nuevas tierras, convirtiéndolas en útiles para el cultivo.