El cuento del campesino elocuente, una obra diferente de otros géneros, proporciona muchas pistas sobre la naturaleza de la sociedad y la moral en el primer periodo intermedio. Este texto sólo se conserva en forma de cuatro ejemplares de papiro que data del final de la duodécima y la decimotercera dinastías. La falta de cualquier copia superviviente de periodos anteriores sugiere que no formaba parte de la educación de escribas clásicos. Tal vez sea posible argumentar que la pieza fue compuesta originalmente antes del Reino Medio. Pero el argumento definitivo presentado por el campesino es un recurso a Anubis, cuya influencia le sugiere el nombre del campesinos Khuy-n-Inpu" que significa protegido por Anubis . Esto se refiere al hecho de que los egipcios no sólo acudían al rey, sino también en busca de justicia, miraban hacia el Más Allá donde todos estarían obligados a rendir cuentas de sus acciones propias durante la vida. El campesino de la historia, Khun-Anup, que vivió durante el reinado del rey Nebkaure Khety II iba en compañía de su burro cunado los dos tropezaron en las tierras de un noble llamado Rensi (hijo de Meru, el mayordomo). Nemtynakht, el capataz de las propiedades del noble había extendido unas hojas aa los dos lados del camino de la finca para obligandar a Khun-Anup y su burro de pisotear los cultivos. Cuando el burro empezó a comer el grano, Nemtynakht apareció y comenzó a golpear a su propietario y confiscó el burro. Posteriormente, Khun-Anup buscó a Rensi y le dio una cuenta del incidente. Khun-Anup convenció al noble con un elocuente discurso impresionante. Cuando el rey oyó el discurso, quedó impresionado y ordenó que el burro sea devuelto a Khun-Anup y el campesino a ser indemnizado con todos los bienes de Nemtynakht, incluyendo su trabajo, haciendo que Nemtynakht tan pobre como Khun-Anup había sido. La elocuencia del campesina no es simplemente una composición de entretenimiento: cada uno de sus discursos en diseñado para expresar metafóricamente el conflicto entre las fuerzas negativas y positivas que desgarraban a la sociedad egipcia dividida. El mensaje básico que se esconde detrás de la historia radica en su fin: el poder real es capaz de restaurar la armonía, al castigar al malhechor.