Detrás de la Tumba de Petosiris, se encuentra la Tumba de Isidora, que data del período Ptolemaico. Hay una historia absorbente (casi legendaria) sobre una mujer, llamada Isidora, enterrada en esta tumba: había una vez una mujer joven y bonita llamada Isidora, que vivía en la ciudad de Hermópolis. Era muy querida por su padre porque era un símbolo de belleza, amabilidad y modestia. Isidora se enamoró de un joven de Antinoupolis. Al visitar a su padre, ese hombre le propuso matrimonio y su familia estuvo de acuerdo. Desafortunadamente, mientras navegaba para visitar a su prometido, el bote de Isidora se volcó a mitad de la corriente y la joven se ahogó. El padre de Isidora construyó una tumba especial en su memoria. La tumba consta de una sala para visitantes y una cámara funeraria. Dentro de la cámara funeraria se encuentra una cama pedregosa, sobre la cual descansa el sarcófago de granito que contenía el cuerpo momificado de Isidora. La pared de la tumba está inscrita con un conmovedor poema escrito por el padre de Isidora, alabando su benevolencia y pureza y diciendo que en su vida futura ella moraría eternamente en el paraíso. Se dice que su prometido a menudo encendía lámparas dentro de la tumba en memoria de su amor perdido.